Una mujer manchega que no se jubila nunca

Si a Lola Santos le hubieran dicho hace años que su retrato terminaría siendo la imagen de una marca de pistachos seguramente se llevaría las manos a la cabeza. Algo así fue lo que ocurrió cuando descubrió la sorpresa que sus hijos le teníamos preparada.

Lola, nuestra madre, es una mujer manchega que no se jubila nunca. Nació en Villacañas en 1947, el pueblo de donde no piensa moverse más que a su piso de Benidorm o a Fisterra cuando se pueda. Y con su marido, José Torres, “y a tomar por culo”.

Matriarca. Humilde. Sencilla.
Discreta. Observadora. Con coraje.

De pueblo, pero moderna. Porque mira hacia adelante mientras vive el presente con calma. (Vamos, a lo que ahora llaman mindfulness). Muy de pueblo, sí, pero en feria prefiere disfrutar del silencio y del calor de su hogar, llenándolo por completo. Eso, cuando no lo tiene lleno de todos sus nietos, que aparecen sin avisar. LaLola los acoge a todos y, cuando se van de nuevo, repite su mantra: “Tanta paz lleves como descanso dejes”.

Su influencia llega a todos los rincones de la familia. La mejor hamburguesa de la carta del restaurante de sus hijos lleva su nombre, y los apartamentos rurales donde se hospedan los visitantes del pueblo también. Lugares que se llenan de vida y cariño gracias a ella, y que todos recomiendan después.

Abuela, mujer y madre

De cuatro hijos ―Loli, José Ángel, Pilar y Carlos―, una decena de nietos y varios proyectos que llevan su sello:
la sencillez, el cariño y la dedicación que la han definido toda la vida.

Gerente

Carlos Torres

CEO

José Ángel Torres

Madre, manchega, inspiración

Lola Santos